bIOGRAFÍA

Escritora chilena, autora de: Familias que matan, traducida al inglés bajo el título Dark Families, Mosca en el oído; Montserrat, un viaje perpetuo, La sangre tira, ¿Así como perfecto, perfecto?, Mercado criminal y coautora de Gélido. Varios de estos títulos han sido seleccionados como material de lectura, destacando Mosca en el oído en un curso sobre la diversidad lingüística Latinoamérica realizado en Colombia.  

Guionista de la segunda temporada de la web serie policial, Encubierto: Redención.

Seleccionada en tres oportunidades en concursos de diferentes temáticas de microrrelatos en España, los que fueron incluidos en los libros «Porciones del alma III», «Universo de libros» y «Pluma, tinta y papel V». En Perú incluida en antología Cyberterror Austral con un cuento de CiFi oscura. Y en Chile, publicada en las antologías: de ciencia ficción, Claroscuras. En Marisopas con un cuento de fantasía oscura y, en Crímenes con M de mujer con cuento negro policial.  

Se encuentra ad portas la publicación de otra novela breve con tintes criminales y thriller psicológico.

«Porque las letras oscuras siempre reclaman por un mundo de luz»

Claudia Readi Silva

LIBROS

LA SANGRE TIRA

Novela Negra Policial

La detective Romina Osorio quiere escapar de un pasado oscuro que la atormenta. Su cautivador colega Hernán Martínez, busca destacar en el departamento policial, pese a sus problemas de carácter. Aunque parecen diferentes, comparten un secreto que los une más allá de los valores institucionales y que al colisionar expande una red de crímenes y persecución para impedir un futuro letal.

MONSERRAT

UN VIAJE PERPETUO

Novela corta oscura

Una abuela desilusionada del poder judicial emprende en el transporte público su propia búsqueda de justicia, ¿o venganza?, el lector lo decidirá mientras la acompaña en esta persecución de un docente pedófilo.

Hazaña que, sin embargo convierte este viaje en una jornada eterna, donde los deseos de venganza la mantendrán más viva que nunca, incluso en la muerte.

FAMILIAS QUE MATAN

Thriller psicológico

Marcos en medio de la renovación de su nueva casa encuentra recuerdos de una chica que vivió
en la misma propiedad, curiosidad que termina desenterrados sucesos que amenazarán la
seguridad y alegría de su recién estrenado hogar familiar. 
Novela ágil y vertiginosa que llevó a la autora a salir del anonimato, combinando humor, erotismo
y suspenso, que deja al lector en vilo hasta el final.

MARISOPAS

Antología

Libro objeto bajo el sello de Olga Cartonera, donde se reúnen diversas artes que pueden expresarse en papel en torno a las mariposas. Claudia Readi Silva fue seleccionada con un cuento de fantasía oscura titulado Ninfa, asumiendo el desafío de transformar algo hermoso en siniestro. Cada ejemplar fue confeccionado a mano y corazón, por lo que son únicos e irrepetibles.

CRÍMENES CON M DE MUJER

Antología

Selección de autoras chilenas, vivas y contingentes, destacadas en el género negro policial, donde Claudia Readi participa con su cuento Inconsciencia.

Convocatoria realizada por Ramón Díaz Eterovic, creador del detective Heredia, en la que se encuentran también Julia Guzmán, Maivo Suárez, Valeria Vargas, Pía Barros, entre otras.

CYBERTERROR AUSTRAL

Antología

Cuentos de autores chilenos publicados por la editorial peruana Speedwagon, cuenta con versión digital de descarga gratuita y otra impresa. Al par de días de ser lanzada llegó al número uno en descargas del sitio Lektu. Claudia Readi participa con un relato que mezcla la ciencia ficción y el lado criminal que siempre acompañará al ser humano, bajo el título de Se busca exominera.

GÉLIDO

NOVELA PARITARIA

Una ficción perturbadora en la que un terremoto hace mella en la cordura de Andrea, quién por codicia entra en el extraño y oscuro mundo de Gélido, un personaje que la arrastra a una realidad paralela con fatales consecuencias.

Novela escrita a cuatro manos en la que se conjugan magistralmente los géneros en que ambos autores destacan obteniendo la mezcla del terror, fantasía, criminal y thriller psicológico.

MOSCA EN EL OÍDO

NOVELA CORTA

Jocosa autobiografía de una mosca macho muy especial, quien preocupado por la aparente intrascendencia e innegable corta existencia de su especie, vive diversas aventuras en las que entre otras cosas, se gana el nombre de Gastón.

Con humor nota los aspectos perfectibles de los seres vivos con los que se va topando, dejando en claro la importancia de todas las criaturas del planeta y mostrándonos a ratos que puede ser más reflexivo que varios de nosotros los humanos.

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MERCADO CRIMINAL

NOVELA POLICIAL

Un cuerpo calcinado, una cámara de seguridad con una escena incompleta y un restaurante de lujo envuelto en secretos forman las primeras piezas de un rompecabezas que amenaza con exponer los tentáculos de un mercado clandestino despiadado. Cada pista que encuentra la subinspectora Marcela Ruiz revela nuevas capas de violencia y corrupción que la acercan a un enemigo invisible y letal.

ENTREVISTAS

CUENTO

Ilustración : doodle_souls

LA SENSATEZ DE UN MARTINETE

A Gabriel no le costó nada llevarse a los hermanos Donoso; Sara y Nico. El show de magia con el que recién los había fascinado era el anzuelo perfecto en los cumpleaños infantiles. ¡Benditos sean los padres confiados!, quienes felices y agradecidos dejaban a sus pequeños encargados en eventos de conocidos.

Lisa estará orgullosa de él, una vez más. Estos peques de seis y cuatro años eran tan adorables que, seguro no sería difícil atormentarlos.

Llegó al punto de encuentro media hora antes de que empezaran la última sesión del mes. Era una noche con la Luna casi inexistente, pero él conocía ese sector de las montañas a la perfección.

A pocos metros, los leños encendidos le indicaron que los ayudantes de Lisa habían comenzado a preparar todo para recibir al grupo de elegidos.

—Llegas justo a tiempo, Gabriel. Ayúdame a llevar estos matraces.

—En el auto tengo a unos angelitos inconscientes —le comentó a Lisa, al tiempo que tomaba la vidriería de laboratorio—. En unos veinte minutos deberían comenzar a despertar.

—Perfecto. Terminamos acá y los amarramos en la mesa del altar. Así les clavamos la aguja mariposa antes de que lleguen los demás. El coronel me dijo que hoy lleva prisa, mañana debe estar a primera hora camino a la oficina central de la ONU.

Entretanto, en la copa del árbol aledaño al macabro altar, una de sus ramas dibujaba terroríficas sombras danzantes al ritmo de las llamas, rama donde un martinete con sus intimidantes ojos rojos alzó el vuelo como si supiese el horror que vendría a continuación. Quizás ya había sido testigo de reuniones anteriores y no estaba dispuesto a volver a presenciar cómo unas figuras semihumanas atormentaban a pequeñas criaturas para extraerles la sangre cargada de químicos adrenalínicos. Sustancias liberadas por sus cerebros puros que, al verse no solo rodeados de esas máscaras aterradoras, sino que también, siendo despellejados lenta y prolijamente, trataban en vano darles la energía suficiente para escapar o, al menos, saturarlos de analgésicos naturales para transformar la traumática y fatal experiencia en una ilusión placentera.

Gabriel era el único que no disfrutaba tragar ese brebaje sanguíneo, pero no le confesó a nadie que ese tesoro rojo le causaba repulsión, al punto que, jamás alcanzó a sentir los beneficios que provocaba esa mezcla de sensaciones infantiles y ajenas, como sí lo hacían los demás integrantes del selecto grupo, quienes, además, contaban con el privilegio de experimentarlas sin sufrir la tortura en sus propios cuerpos, para eso existían pequeños incautos que servían para el sacrificio. Su motivación era otra.

Así como el resto de los miembros buscaban lo único que carecían, Gabriel buscaba justo lo que a ellos les sobraba: dinero y poder.

Al parecer en ese bosque la sensatez solo reinaba en aquel martinete que esta vez rehusó a prestarse, siquiera, como espectador de esa locura perversa. Si esa pequeña garza nocturna hubiese podido hablar, contaría, además, que, no era extraño que el ánimo de los comensales sangrientos diera para violarlos en grupo, antes o mientras eran desollados. Aunque tampoco faltaba quien lo hiciera al final, al tiempo que disfrutaba del extraído cóctel rebosante de estimulantes, y cuando ya alguna entidad superior se había apiadado llevándose de este mundo sus inocentes almas.

Sin embargo, en el caso de que aquella ave de aspecto espeluznante hubiera tenido la maldad o estupidez necesaria para no asquearse y permanecer en su rama, esa noche habría sido testigo de algo muy diferente.

—Ya, Gabriel, trae a los niños antes que despierten —le ordenó ansiosa, Lisa.

Él, sin responder, giró raudo hacia su auto. Siempre temía que volviera a ocurrir que una de sus presas despertara antes de ser amarrada en la putrefacta mesa, como había sucedido una noche en la que una mujer, de la que solo Lisa conocía su identidad, estalló de impaciencia ante los gritos incesantes del muchacho que había traído Gabriel, quien no dejaba de luchar para impedir ser atado, al tiempo que emitía gritos de auxilio tan altos que hasta el mismísimo señor de los universos hubiese podido escuchar, y no encontró nada mejor que tomar la minisierra circular que descansaba al lado de la fogata para cercenarle el cuello, mientras gritaba que, por dios, se callara. Y en efecto, al segundo todo quedó en el más absoluto silencio. El problema fue que esa noche, también, se quedaron sin el macabro festín.

Con esa vivencia en mente Gabriel apuró el paso, pero a unos pocos metros vio una de las puertas traseras abiertas. Con terror miró hacia atrás, el temor de que alguien más lo hubiese notado le perló la frente de sudor. Notó que nadie más le prestaba atención, sin embargo, eso no lo calmó. Llegó a la puerta en dos zancadas y comprobó que el interior del auto estaba vacío.

Estupefacto alzó la vista en el momento en que Lisa también lo miró y entendió de inmediato qué era lo que había pasado.

Haciendo gala de ser un grupo de elite, esta vez no se retirarían frustrados hacia sus honorables hogares. Y fue Gabriel quien tuvo que comprender, en carne propia, por qué nunca pudo disfrutar de aquella mezcla escarlata que tanta satisfacción provocaba en sus jefes enmascarados.
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Claudia Readi